Sólo una buena evaluación conduce a un buen diagnóstico
Tras el primer contacto con la familia, se detecta el área que da motivo a la exploración. Seguidamente comenzamos el período de evaluación que, mediante pruebas estandarizadas y entrevistas familiares, nos permitirá emitir un juicio clínico. Si se estima necesario, se realiza derivación a otros profesionales de la salud y educación para la realización de pruebas específicas.
Finalizado el proceso de evaluación se elabora un informe de valoración que será detallado a los padres personalmente. Junto con el detalle del diagnóstico –si existiera-, en el informe se expone en qué consiste el tratamiento que el alumno deberá recibir. El pronóstico y la duración del tratamiento dependerán de las dificultades individuales del alumno y su evolución durante el mismo.
Durante el tratamiento los alumnos permanecen bajo observación de los terapeutas que trabajan coordinados y, si se detectan nuevas necesidades, se informa y orienta de nuevo a los padres acerca del tratamiento a seguir.
Periódicamente y durante las sesiones del alumno, éstos vuelven a ser evaluados para contrastar los progresos y ajustar las programaciones en base a los nuevos resultados.
En todo momento se involucra a la familia y al centro escolar para que participen de forma activa en el tratamiento propuesto.