Para comprar cromos, ir al cine o ahorrar para conseguir ese juguete que le encanta. Recibir una asignación semanal enseña a los niños a comprender el valor del dinero y a usarlo correctamente.
Aunque sus necesidades estén perfectamente cubiertas, es probable que, si tu hijo ha cumplido los ocho años, empiece a demandar su paga. Sus amigos la reciben y él también quiere empezar a pagarse “sus cosas”. No se la niegues. Siempre que le enseñes a utilizarla con cabeza, esa asignación puede resultar muy positiva para su educación.
Con un propósito
La paga no se debe dar porque sí, sin una finalidad concreta. Asignarle una cantidad de dinero semanal servirá para transmitir a vuestro hijo el mensaje deque se está haciendo mayor y debe empezar a ser responsable de sus gastos. Es también una manera de decirle: confiamos en ti y en tu creciente madurez. Por tanto, el derecho a recibir una paga debe ir acompañado de un uso responsable por parte del niño. Así, disponer de un dinero propio puede ayudarle a comprender mejor su uso y la importancia de administrarse adecuadamente, y también a razonar sobre lo que quiere y lo que vale cada cosa, mostrándole que no se puede tener todo. La paga debe ir acompañada de una serie de requisitos:
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Por tanto, si recibe una paga, debes dejar de “financiarle” parte de esos caprichos.
Cuándo y cuánto
A los seis años es un buen momento para comprarle una hucha. Tu hijo ya empieza a manejar las sumas y las restas, puede contar el dinero y, además, seguro que es un gran “aficionado” a los coleccionables de los personajes del momento, o a los muñequitos o chapas que se incluyen en las bolsas de snacks. Manejando su propio dinero, tu hijo aprenderá a administrarse, a relacionarse con la cajera para pagar, a recibir las vueltas, a elegir bien…
A esta edad, la paga no es más que un medio para aprender el valor y el uso del dinero; debe limitare a gastos sencillos y, por tanto, con un euro a la semana sería suficiente. Cuando tu hijo empiece a salir con sus amigos, la paga debe ir destinada a sufragar gastos como el cine, la hamburguesa los CDs… La cantidad dependerá de factores como el estilo de vida, las necesidades personales, el coste de la vida en la población en la que residáis, los ingresos familiares… En cualquier caso, esta asignación debe servir para desarrollar las actividades típicas de la edad pero sin exageraciones: los extras siempre deben ir precedidos del ahorro.
Haciendo hucha
Debes animarle a ahorrar una parte de la paga, y aconsejarle que la guarde junto con parte de ese dinerillo que le dan los abuelos o que le trajo el ratón Pérez. Cuando tenga un capricho, ayúdale a saber el precio, calcular cuánto necesita ahorrar y pensar si realmente quiere gastarse toda la hucha en ello. Y felicítale siempre que veas que se esfuerza en ahorrar para comprarse algo más caro. El ahorro también le enseña a pensar a largo plazo y no dejarse llevar por el impulso de caprichos pasajeros.
Y en tiempos de crisis…
Si la economía familiar no va bien, todos deben formar parte de la solución. Sin dramatismos y con optimismo, debéis sentaros con vuestro hijo para que os ayude y os proponga ideas de cómo él puede reducir sus gastos. Formar parte de este tipo de decisiones, le ayudará a asumirlas mejor, y además, le hará sentirse orgulloso y le conferirá madurez.
Ísar Monzón, Pedagoga y Psicóloga.
Publicado en Guía del Niño no 130. Octubre 2009.