Saber disculparse es un paso más en el aprendizaje de las habilidades sociales que tu hijo debe conocer para convertirse en una persona socialmente madura.

Que todos somos seres humanos y alguna vez nos equivocamos es un hecho. Y que los niños, como niños que son, con poca experiencia en la vida y en las relaciones sociales, cometen estos fallos con mayor frecuencia, es algo natural que forma parte del aprendizaje. Pero estos errores no servirán de nada si no se producen sobre la base de que con ellos aprendemos a corregirnos y a ser mejores personas. Por eso, es tan importante enseñar a los niños a reconocer sus fallos y a pedir disculpas por ellos cuando sea necesario. Exigir al niño que pida perdón no debe ser una especie de castigo sino, por el contrario, una forma de mostrar la manera correcta de actuar ante una equivocación.

La primera y principal manera en que un niño aprende a pedir perdón es viendo cómo sus padres se disculpan cuando deben. Y no sólo con otros adultos, sino también con sus propios hijos. Todos los padres nos hemos equivocado alguna vez con nuestros hijos –regañando antes de tiempo, juzgando una situación de forma errónea…-; es el momento de excusarse. Y no, precisamente, poniendo una excusa “estaba muy cansado”, “creí que…”, “como siempre haces esto…”, sino diciéndoles “siento mucho…”, “yo no debería haber…”. Este tipo de actitudes, lejos de menoscabar la autoridad de los padres, hacen que los niños se sientan respetados por ellos y, en consecuencia, les respeten más. Además, permite ver al niño que no tiene nada de malo admitir una conducta inapropiada y que disculparse es el primer paso para arreglarla.

Los típicos “perdone” de corrección cuando alguien pisa a otro sin querer, se le escapa un eructo… también se aprenden por imitación. El niño se acostumbra a utilizarlos, igual que el “hola” o el “por favor”, si ve cómo sus papás lo usan. Otra manera de aprender importantísima son las instrucciones y sugerencias que pueda recibir de sus padres. ¿Recuerdas todas las veces que le has dicho eso de “Cómo se dice?”, para que aprendiera a dar las gracias? Pues igual debes hacer, recordándole que tiene que pedir perdón a ese niño al que ha quitado su juguete, como una manera educada de reaccionar.

Es importante, para reforzar la capacidad de tu hijo de pedir disculpas, que le felicites por ello cuando lo haga; pero es igualmente importante que entienda que es sólo un primer paso. En ocasiones, una disculpa sentida es suficiente, pero en otras los actos conllevan consecuencias más serias que deben repararse de diferente manera. Si no quieres que tu hijo se acostumbre a decir “lo siento” como quien suelta una letanía y, a continuación, vuelva a cometer los mismos errores, enséñale que pedir perdón es una manera de reconocer que se ha obrado mal y que se tiene intención de no repetirlo. Por tanto, aunque reciba una alabanza por haberse disculpado, también debe valorarse la necesidad o no de imponer unas consecuencias –castigo, advertencia…- acordes con su comportamiento.

¡Entrena jugando!

Los expertos utilizamos una técnica llamada “role playing” que es una simulación en la que el niño (o adulto) interpreta un papel en el que emplea la habilidad que se quiera trabajar. Así, enfrentándose a situaciones sociales simuladas, aprenden la mejor forma de actuar en la realidad. Tú también puedes mostrarle maneras de disculparse, pedir favores… cuando juguéis con los muñecos o hagáis juegos de “yo soy…”, “tú eres…”

Ísar Monzón, Pedagoga y psicóloga.
Publicado en Guía del Niño nº 130. Octubre de 2009.

Join the Discussion

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

×