En edad escolar los niños tienen la necesidad de sentirse integrados, más que en cualquier otra etapa del desarrollo personal. La falta de integración entre los más pequeños puede ser causa de serias dificultades en el desarrollo emocional e intelectual, por lo que detectar estos problemas a tiempo resulta crucial a la hora de tomar medidas.

Los síntomas más evidentes de la carencia de integración social en los niños son la apatía y la falta de entusiasmo. Los escolares que se sienten socialmente excluidos empiezan por no querer acudir al colegio o por mostrar escaso interés por las actividades académicas. Muy a menudo esto se traduce en dificultades para prestar atención y, si no se corrige a tiempo puede acabar desembocando en el fracaso escolar.

Las causas de una mala integración escolar pueden ser de muy diverso tipo, ya que puede deberse a factores de tipo emocional y ambiental o bien estar  provocada por dificultades físicas como problemas auditivos o de vista. En cualquier caso, lo más recomendable es solicitar la ayuda de los profesionales de la psicopedagogía para identificar las causas del problema y buscar la manera de solucionarlo.

El primer paso consistirá en una minuciosa evaluación de las capacidades y carencias de los niños con dificultades de integración. Es muy importante detectar a tiempo posibles discapacidades que estén impidiendo la correcta integración social de los niños, ya que en muchas ocasiones esta situación se debe a problemas en el habla o la vista que pueden ser fácilmente solucionados con una visita al oculista o al logopeda.

En el caso de que los problemas de integración sean de origen psicológico, los psicopedagogos se encargarán de analizar cuidadosamente las circunstancias tanto de los niños afectados como del ambiente en el que se encuentran. La timidez, la falta de empatía o las conductas disruptivas pueden suponer serios obstáculos para la adaptación social de los niños dependiendo de las características del entorno.

También hay que tener en cuenta que la colaboración de las familias y los docentes resulta crucial para resolver problemas de integración escolar. Una comunicación fluida entre el gabinete psicopedagógico, los padres de los niños afectados y sus maestros facilitará considerablemente el proceso de integración.

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