Acaban las clases del día, pero aún no es hora de jugar. Tu hijo tiene que ponerse manos a la obra con sus deberes. Si le enseñas a organizarse, tardará menos en hacerlos e irá creando un buen hábito de estudio.

El debate “deberes sí, deberes no” siempre ha estado presente en la mente de padres y profesores, pero lo cierto es que, se opine como se opine, al final lo que toca es adaptarse a los requisitos de cada centro. Lo mejor es verlos como algo positivo, que ayuda al niño a afianzar los conocimientos que aprende durante el curso. Otra función fundamental de los deberes en los primeros cursos de Primaria es favorecer la creación de un hábito de estudio en el niño. En este sentido, es importante que en casa reciba la ayuda necesaria para organizar su tiempo y planificar las tareas; de esta manera, se convertirá poco a poco en un estudiante eficiente.

Organizar el tiempo

Para poder hacer una buena planificación, tendréis que partir de la propia planificación que hace el centro; no todos ponen los deberes igual. Algunos profesores mandan pequeñas tareas diarias; otros prefieren entregar en bloque todos los deberes de la semana, y, los hay que también ponen tareas sólo para el fin de semana.

En cualquier caso, lo mejor sería que el niño dedicara todos los días un ratito, al trabajo escolar, dejando el viernes libre, para que tenga un respiro; así logrará mejor el objetivo de crear un buen hábito de estudio. Por tanto, si el colegio no reparte las tareas
diariamente, tendrás que asumir ti esa función en casa. Si sólo le dan deberes para el fin de semana, durante el resto de semana puedes pedirle que simplemente dedique unos minutos a la lectura.

Otra cuestión que hay que tener en cuenta es, por supuesto, al propio niño. No todos tienen el mismo ritmo de aprendizaje, ni el mismo tiempo libre. Un niño con más dificultades para aprender deberá ser más constante en sus rutinas. Además, siempre hay que valorar el horario
del pequeño, adaptando el tiempo de deberes a diario a las horas invertidas en las actividades extraescolares, y sin olvidar que los niños necesitan sus horas de juego. Así, el tiempo dedicado a los deberes no debería exceder los 15 o 20 minutos diarios en 1º de Primaria, y
después, ir añadiendo 10 minutos por curso.

Un buen lugar de trabajo

Disponer de un espacio apropiado de trabajo resulta fundamental. Así, tu hijo necesita su propio escritorio, en el que tener a mano todo el material necesario. Y éste deberá estar colocado en un sitio tranquilo, por ejemplo, un rincón de la habitación, bien aireado e
iluminado, y en el que no existan distracciones, como el ruido de la televisión o de la radio, que harían que el niño tardara más y aprendiera menos.Por último, aunque hacer los deberes forme parte de “sus obligaciones”, eso no significa que no merezca un reconocimiento por
vuestra parte. Para asentar bien el hábito de trabajo es importante que el niño se sienta motivado y orgulloso de su trabajo, y la mejor manera de lograrlo es mediante los elogios de los padres. No olvidéis decirle, de vez en cuando, lo bien que está trabajando, lo limpio
que el tiene el cuaderno, lo contentos que estáis por sus esfuerzos…

¿Me ayudas?

Durante los primeros cursos de Primaria, los deberes consisten en simples ejercicios de repaso que sirven para reforzar lo aprendido durante las clases. Por tanto, los niños deberían ser capaces de hacerlos sin ayuda, a lo sumo con un poco de orientación y supervisión. Si no
es tu caso y tu hijo se atasca continuamente en sus tareas, habla con su profesora, ya que, probablemente, esté teniendo dificultades de algún tipo en las clases, como falta de concentración o problemas para comprender las explicaciones.

Ísar Monzón. Publicado en Guía del Niño nº 131. Noviembre de 2009.

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