Hoy queremos compartir con vosotros una preciosa fábula a través de la cual podemos comprender la influencia que ejercemos en los demás, de la misma forma que las opiniones de los otros pueden modificar nuestro comportamiento.

Un grupo de ranas viajaba por el bosque y, de repente, dos de ellas cayeron en un hoyo profundo. Todas las demás ranas se reunieron alrededor del hoyo...  Cuando vieron cuán hondo era éste,  le dijeron a las dos ranas en el fondo que, para efectos prácticos, se debían dar por muertas. Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas. Las otras seguían insistiendo en que sus esfuerzos serían inútiles. Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían y se rindió.   Ésta se rindió, se desplomó y murió. La otra rana continuó saltando tan fuerte como le era posible. Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de sufrir y que simplemente se dispusiera a morir, ya que no tenia sentido seguir luchando. Sin embargo, la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que, finalmente, logró salir del hoyo. Cuando salió, las otras ranas le dijeron:

“Nos alegramos de que hayas logrado salir, a pesar de lo que te gritábamos”. La rana les explicó que era sorda y que pensó que las demás la estaban animando a esforzarse más y a salir del hoyo. 

 MORALEJA  

 1. La palabra tiene poder de vida y muerte. Una palabra de aliento a alguien que se siente desanimado puede ayudar a levantarlo y finalizar el día.

 2. Una palabra destructiva dicha a alguien que se encuentre desanimado puede ser lo que lo acabe por destruirla. Tengamos cuidado con lo que decimos.  

3. Una persona especial es la que se da tiempo para animar a otros.

Como vemos, para superar situaciones y considerarnos seres humanos integralmente desarrollados tendremos que contemplar dos tipos de inteligencia: una de tipo emocional relacionada con nuestro mundo interior (trascendencia) y otra, de tipo cognitivo relacionada con el mundo exterior (supervivencia). Ambas son imprescindibles para el desarrollo humano.

Para lograr un nivel formativo y/o profesional (médico, ingeniero, carpintero) se necesita un particular dominio del mundo exterior, que se logra dedicando esfuerzo al desarrollo de la inteligencia apropiada (inteligencia del mundo exterior-cognitiva).

Con respecto a la inteligencia orientada al mundo interior (emocional) ocurre lo mismo: es esencial dedicar tiempo y esfuerzo a su expansión, si esperamos ser competentes en la resolución de los problemas de la vida cotidiana y mejores seres humanos.

Las consecuencias de adquirir un mayor coeficiente de inteligencia dirigido al mundo interior son:

Un ser humano más seguro de sí mismo y responsable; más popular, sociable y colaborador; más comprensivo con los demás; más armonioso; más democrático; no discriminador de otro por ninguna causa; con mayor habilidad para superar y solucionar problemas; con mayor tolerancia a la frustración; con mayor salud mental y física; con mayor apego a la familia; con mayor capacidad adaptativa; mejor padre o madre y con un estado emocional positivo. Y un ser humano que por todas las cosas sienta lo que el otro siente (empatía o toma de perspectiva), por lo que su tendencia siempre será la preservación de toda forma de vida.

Curso de inteligencias múltiples, inteligencia reflexiva y de autorregulación. Asociación Educar. Buenos Aires. Argentina.

 

 

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