Uno de los pilares fundamentales en los que se apoya nuestro sistema educativo consiste en mandar tareas a los niños para que las realicen en casa. Los deberes son una herramienta básica que los profesores utilizan, no solo para reforzar lo aprendido en clase, sino también para fomentar la concentración, la memoria y la disciplina al mismo tiempo que se crean hábitos de trabajo.

Es costumbre, desde hace ya al menos dos décadas, que en las familias españolas los padres participen activamente en las tareas escolares de sus hijos. Esto, que en principio debería suponer una práctica positiva, puede resultar contraproducente si no se tienen en cuenta una serie de consideraciones.

Lo primero y más importante es saber muy bien donde están los límites y cuál es el papel que debemos desempeñar. Uno de los errores más comunes que cometen los padres es precisamente el de involucrarse demasiado en las tareas escolares de sus hijos, solucionando todas las dudas de manera directa o incluso resolviendo ellos mismos los ejercicios.

Este método resulta desastroso para el proceso de aprendizaje dado que los niños necesitan enfrentarse por sí solos a este tipo de dificultades para habituarse a consultar en los libros de texto, en los ejercicios realizados en clase, enciclopedias, Internet, etc. También es perjudicial para el desarrollo personal de los pequeños, porque es una forma de eludir la responsabilidad asociada a los deberes.

La mejor manera de ayudar a nuestros hijos con los deberes es teniendo muy en cuanta que nuestras tareas fundamentales son vigilar y asistir. Empezaremos por ocuparnos de que los niños sean rigurosos con los horarios y que los lugares donde realizan los ejercicios sean adecuados, esto significa sin distracciones.

Debemos dejarles el espacio necesario para concentrarse y acudir a ellos siempre que lo necesiten. Si tienen dudas, nuestro cometido será guiarles a través de los caminos necesarios para resolverlas. Por ejemplo, si no saben qué significa una palabra les ayudaremos a buscarla en el diccionario y si no pueden resolver un ejercicio les asistiremos en el proceso de razonamiento que conduzca a la solución, en ningún caso haremos la tarea por ellos.

Los deberes son una herramienta para fomentar la autonomía y la disciplina. Nuestro trabajo como padres consiste asegurarnos de que los hagan en el ambiente adecuado y de forma correcta. En caso de que los niños muestren grandes dificultades de manera continuada lo mejor que podemos hacer es informar a los profesores y si los problemas persisten ponernos en contacto con un gabinete psicopedagógico.

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